Técnicamente, el cerebro humano tiene la capacidad de almacenar todas las experiencias, todo lo que se ve, todo lo que se oye e incluso todo lo que se siente. El gran problema recae en si una vez almacenado, esa información puede ser recuperada. En la mayoría de casos esto no sucede, aunque la historia ya ha dado el caso de Jill Price, una mujer que no podía olvidar.