Una investigación realizada en el área rural de Gambia ha revelado que los hábitos alimenticios de las madres durante el tiempo de concepción pueden afectar el ADN del bebé. A pesar de que esto ya se había demostrado con animales, es la primera vez que se comprueba en seres humanos.
El estudio, publicado en Nature Communications, fue llevado a cabo por doctores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. Durante la investigación, se siguió el embarazo de 84 mujeres que concibieron en la cúspide de la época de lluvias en Gambia, cuando había mayor abundancia de alimentos, y de otras 84 que concibieron durante la época de sequía, cuando la comida escasea.
Los científicos tomaron muestras de sangre de todas las mujeres y analizaron el ADN de todos los bebés, entre dos y ocho meses después de su nacimiento. La Dra. Branwen Hennig, líder de la investigación, estableció que “Los resultados demuestran que la nutrición de la madre antes de la concepción y en los primeros meses del embarazo es crucial para la buena salud del bebé.”
Hennig y su equipo constataron que los infantes concebidos durante la época de lluvias presentaban un mayor número de grupos de metilos en sus genes y que este proceso de metilación estaba directamente relacionado con los niveles nutricionales de la sangre materna. Asimismo, se encontró que el índice de masa corporal de la madre tenía una influencia adicional en los efectos epigenéticos del bebé. Un efecto epigenético es aquella modificación al ADN que suprime o activa diferentes genes.
Andrew Prentice, colega de Hennig, declaró que su investigación presenta indicaciones de que la metilación puede ser interrumpida debido a deficiencias nutricionales y que posteriormente podrían llevar a enfermedades. “La meta de nuestro experimento es encontrar una dieta óptima para que las futuras madres puedan evitar los defectos de la metilación”, afirmó.
Experimentos posteriores realizados en ratas demostraron que la dieta durante el embarazo puede tener un impacto permanente en los genes de sus crías. Uno de los principales efectos es el color del pelo de un ratón, el cual puede ser modificado por los hábitos de alimentación de la madre.
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