La respuesta es tanto sí como no.
Los perros tienen una dentadura diseñada para desgarrar y romper huesos, ya que comparten más del 98% de su ADN con los lobos y son carnívoros por naturaleza. Sin embargo, a lo largo de miles de años, los perros nos han acompañado como animales domésticos y han experimentado cambios culturales, tecnológicos y “modificaciones” con fines estéticos. Esto ha llevado a que se adapten a nuestro estilo de vida y su alimentación no sea la misma que hace siglos.
Con la popularidad creciente de los alimentos secos en forma de pequeñas bolitas o triangulitos, hemos eliminado en gran medida su dieta natural, y han aprendido a adaptarse a estos productos. Además, existen las dietas blandas similares al paté.
Si un perro de 8 kilos y 5 años de edad, perteneciente a una raza braquicéfala (como el pug, bulldog francés o boston terrier), ha consumido croquetas o pienso durante toda su vida y de repente le damos un muslo de pollo, no debería sorprendernos que al morderlo pueda ahogarse o sufrir obstrucción o perforación debido a un hueso entero.
También es importante tener en cuenta que no es lo mismo darle una pata de pollo a un pekinés que a un San Bernardo. Cada raza tiene sus propias características naturales y su instinto de presa y caza puede estar más o menos desarrollado, lo que afecta su capacidad para consumir pollo con huesos.
La dieta B.A.R.F. (Alimento Crudo Biológicamente Apropiado) o A.C.B.A. (Alimento Crudo Biológicamente Adecuado) busca volver a la alimentación natural de los perros y gatos, incluyendo porcentajes adecuados de hueso, carne magra, vísceras, grasa, entre otros.
Si se ofrece una dieta cruda correctamente equilibrada, teniendo en cuenta el peso, la raza, la actividad y la experiencia del perro con huesos, no debería haber mayores problemas. Los huesos pueden ser proporcionados según el nivel de experiencia del perro, ya sea experto, intermedio o principiante. Por ejemplo, las alas y las piernas son adecuadas para perros expertos, mientras que los muslos son más apropiados para perros de nivel medio, y los huacales y la rabadilla son más adecuados para principiantes. Cabe destacar que cada animal tiene huesos diferentes para cada nivel.
Incluso se pueden ofrecer huesos recreativos, como partes del fémur de res, codos o costillas grandes, que deben ser piezas grandes o enteras y contener suficiente tejido y/o nervios para proporcionar una experiencia placentera mientras limpian sus dientes y fortalecen su mandíbula.
Es importante mencionar que, si se ofrecen huesos, siempre deben ser crudos. La cocción de los huesos los vuelve porosos y rígidos, lo que puede llevar a la extracción de su recubrimiento natural. Cuando se quiebran, pueden generar fragmentos afilados e irregulares, lo cual representa un problema grave para la salud